martes, 7 de junio de 2011

La 1 historia real

Corría el verano de 1999 en un pequeño pueblo de La Rioja (que la protagonista prefiere que no nombremos). Allí vive una joven llamada Josune, casada y con dos hijos de 5 y 6 años. Su situación en aquellos momentos era bastante delicada. Se hallaba en pleno proceso de separación de su marido por causa de los malos tratos que había sufrido cuando convivía con él.
El momento por el que Josune estaba pasando no era nada fácil. En diversas ocasiones tuvo que enfrentarse a su marido y a la abogada de éste debido a las calumnias de las que era objeto por parte de ambos, lo cual hacía que su situación fuera aún peor, si cabe, de lo que ya lo era antes de haber iniciado la separación.
Todas estas circunstancias le produjeron un fuerte estrés, que se reflejó en la pérdida de doce kilos, de los cincuenta y cuatro que solía pesar, en un período aproximado de dos meses.
Josune nos cuenta cómo una noche de invierno, mientras dormía, sintió un pequeño tirón en la sábana y luego otro más fuerte en la manta. En ese momento despertó y lo primero que hizo fue encender la luz de la lámpara, incorporarse un poco y dirigir su mirada hacia la puerta. Lo que descubrieron sus atónitos ojos fue la imagen nítida de un hombre, de unos sesenta años, vestido con algo parecido a una sotana y un sombrero negro. Tal como vino, desapareció.
Su primera reacción fue levantarse, abrir la nevera y coger algo de comida. De pronto, su miedo fue tan intenso que lo único que se le ocurrió hacer fue dejar de comer e ir a la cama, esconder la cabeza debajo de las sábanas y tratar de volver a dormirse.
Al día siguiente Josune se levantó con normalidad y se fue al trabajo pensando: “no quiero recordar lo que ha pasado. Sólo quiero pensar que fue un mal sueño”. Pero lo que ella no se esperaba es que pronto iba a sucederle exactamente lo mismo que le había pasado aquella noche. Estas son sus propias palabras:
"Eran las dos de la madrugada y la verdad es que ese día estaba agotada y había llegado tarde de trabajar. Cuando fui a acostarme me quedé dormida enseguida. No me esperaba que otra vez me fueran a estirar de la manta. Esta vez desperté enseguida y lo primero que hice fue mirar al mismo sitio de la otra vez, y allí volví a encontrarme, casi de frente, con la misma imagen de aquel hombre de apariencia seria y  mirada profunda. Lo mismo que la otra vez, me levanté y me dirigí a la cocina a comer algo, una vez hube comido de forma tranquila, me fui a mi cama, sólo que esta vez con una sensación distinta a la de la otra noche. ¿Cómo explicarme? Lo que sentía era como una sensación de paz, de alegría sin saber por qué, pero ya no he vuelto a verlo más".
De alguna manera, las creencias de Josune, la habían llevado a la conclusión de que aquella imagen era la de una especie de guía que, de alguna manera, trataba de infundirle un estado de serenidad, que en aquel período de su vida necesitaba especialmente. Ella cree que si se levantó a comer después de aquellas dos experiencias fue porque eso era lo que su cuerpo necesitaba. La situación por la que estaba pasando hacía que se preocupara por todo menos por ella misma, y esta aparición produjo que su atención se dirigiera hacia lo que estaba empezando a constituir un problema real: su pérdida de peso.

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